martes, 20 de noviembre de 2012

¿Que es un Babalawo?

El Babalawo ("Padre del Secreto"), es el Sacerdote iniciado en los misterios de Orumila, Deidad de la Adivinación, quien utiliza diferentes medios para realizar la adivinación. Un Babalawo es una persona iniciada a una deidad llamada IFÁ y es uno de los títulos más altos en el Panteón Yoruba. Interprete de deberes y enseñanzas. Tienen un masivo conocimiento procedente de una multitud de anteriores Sacerdotes de IFÁ y de sus ancestros, versados en una multitud de cosas, espirituales y materiales. Un Babalawo es aquel que cree en IFÁ y practica las vías que tomaron nuestros ancestros cuando había un problema o un desbalance en alguna vida. Las personas no solamente van al Babalawo cuando hay un problema sino también van cuando quieren tomar una decisión importante en la vida. Cuando las cosas cambian rápidamente y quieren conocer por qué? Y como cambiarlas o hacer cosas mejores, es otra de las causas para ver al Babalawo. Un Babalawo hace honor a Olofin, a la naturaleza, y sus ancestros cada mañana. No hay diferencia entre la forma en que un Sacerdote de IFÁ rinde honor y reza al Dios Supremo y otro sacerdote en cualquier otra religión o tradición. Constituyen la mas alta jerarquía dentro de la Ocha y la religión Yoruba - Lucumi, pues son los depositarios del conocimiento encerrado de las sagradas escrituras de IFÁ, el mas complejo oráculo de que se tenga conocimiento. El Babalawo, según la ortodoxia cultual, es el encargado de entregar los Orichas Guerreros, primer paso en la consagración dentro de la Santería. Este sacerdocio impone determinada conducta social y personal, pero lo que mas lo distingue es el estudio constante de la naturaleza y el Universo, pero sobre todo de textos Sagrados o Tratados de Oddun, una extensa obra en la que predominan el simbolismo y un intrincado lenguaje Yoruba, lo que a menudo vuelve difícil e intrincada su interpretación. De ahí la obligación del Oluo (sabio, como también se le llama al Babalawo) de estudiar a IFÁ. Al Awo acuden los creyentes para resolver todo tipo de problemas (personales, de salud, espirituales, económicos, matrimoniales) pues en Ifa están reflejadas todas las situaciones de la vida y su solución. Una teoría de los adeptos afirma: "Ya todo sucedió en el mundo una vez, y fue recogido en el Libro Sagrado de IFÁ. Ahora solo falta la materia o la acción que llene de nuevo, por un instante, el espacio que habitamos". Al sacerdocio de IFÁ se puede llegar después de hacer Ocha o directamente, si asi lo dispone el oráculo, y la consagración dura siete días también, aunque con características bien diferentes en los rituales. Para poder ser admitidos a esa orden superior, el aspirante debe seguir un curso de adiestramiento. En el caso de un babalawo, este proceso es largo y costoso. No se ha conocido a ninguno que haya podido seguir un curso tan extenso y tedioso que le permita realizar la labor de recitar, de memoria, la 4,096 historias de IFÁ. Otros aspirantes o novicios pasan por un adiestramiento más corto en su duración. En el caso de aspirantes a sacerdotes de Aarón y Oshasin, esto se considera indispensable. Al rango de Babalawo u Oluo solo pueden llegar hombres heterosexuales, Orunmila no acepta dentro de sus sacerdotes homosexuales, bisexuales o mujeres. A pesar de que lastimosamente se han escuchado casos donde la persona que tenga dinero paga su derecho y le consagran IFÁ, sin importar su tendencia sexual. Entre los Egun, en Badagry, vecindad cercana a los yorubas, el sacerdocio está bien organizado y el período de entrenamiento se hace algunos años, era de aproximadamente siete años. Los jóvenes toman un curso de paganismo, que en la actualidad se termina en un período de tres a cinco años. Este adiestramiento se realiza tan amplia y profundamente que más de un siglo de influencia cristiana y de infiltración mahometana ha sido casi imperceptible, mientras que los templos paganos superan en mucho los otros edificios de cualquier lugar o poblado, ejerciendo los sacerdotes su influencia sobre las otras religiones mediante propaganda en sus templos, hogares, lugares públicos y hasta en las mismas calles. Las funciones que se consideran necesarias aprender para un entrenamiento o estudio adecuado son: Los sacerdotes actúan como intermediarios entre los Orichas y los hombres, ofreciéndoles rezos y sacrificios. Actúan como adivinadores, perteneciendo esta labor, muy particularmente, a los sacerdotes de IFÁ (Babalawos). Deben dominar los instrumentos de adivinación. Conducen y dirigen enjuiciamientos con el fin de crear un mayor sentido de moralidad; también preparan encantamientos, amuletos y otros artículos relacionados con el mundo espiritual que manejan. Para poder ejercer estas ceremonias tan importantes como delicadas, en una forma satisfactoria, se considera a los sacerdotes como sacrosantos y sus personas son inviolables. Cualquier insulto o violación en su contra se castiga severamente. El oficio de sacerdote o sacerdotisa de IFÁ es hereditario, y se considera como un honor en cualquier familia. En el caso particular de Oricha Oko, es enteramente obligatorio, y el palo o estaca de hierro, emblema simbólico del dios, debe permanecer siempre en la familia, sin que ésta pueda deshacerse de él. No obstante lo anterior, la práctica del sacerdoticio en forma pública no interfiere para nada con la práctica familiar del mismo. Usualmente, en cada familia, siempre hay un miembro que debe hacerse cargo de esta labor, y casi siempre es elegido el de mayor edad. APRONTAMIENTOS EN UMBANDA KIMBANDA Y NACION PAI CRISTIAN DE BARA MAE VIVIANA DE OIA CONSULTAS DE TAROT DESDE URUGUAY 0900.1074 CONSULTAS DE TAROT DESDE ESPAÑA 806.557.018 o al 806.557.019 AHORA A TU ALCANCE ANTICIPATE A TU FUTURO LLAMANOS LAS 24 HORAS EXPERTOS TAROTISTAS Y VIDENTES ESTAN DISPONIBLE PARA AYUDARTE A RESOLVER TUS PROBLEMAS A DESPEJAR TODAS TUS DUDAS SOBRE TRABAJO DINERO AMOR PROFESIONALES DEL ESOTERISMO 806477582 SALUDOS PAI CRISTIAN DE BARA MAE VIVIANA DE OYA

lunes, 12 de noviembre de 2012

Patakies SANTERIA CUBANA PARTE 2

ORULA ESTABA MUY POBRE Cuentan que en una oportunidad Orula sólo tenía unos centavos en el bolsillo y no le alcanzaba ni para darle de comer a sus hijos. Compró unos ekó que repartió entre los muchachos y salió de la casa comiéndose uno y caminando lentamente, tan lento como su tristeza. Ya cerca del árbol que había escogido para suicidarse, el sabio tiró al piso las hojas que envolvían el dulce que se había comido. Colgó una soga de las ramas del árbol y entonces oyó que un pájaro le decía: –Orula, mira qué sucedió con las hojas que envolvían el ekó. El hombre volvió el rostro y pudo ver que otro babalawo se estaba comiendo los restos del dulce que permanecían adheridos a la envoltura que él botara al piso. –Y sin embargo –agregó el pájaro–, no ha pensado quitarse la vida. IBORÚ, IBOYÁ, IBOCHICHÉ Olofin había llamado uno a uno a los babalawos para preguntarles dos cosas. Como ninguno le había adivinado lo que él quería, los fue apresando y afirmó que si no eran capaces de adivinar, los iba pasar a todos por las armas. El último que mandó a llamar fue a Orula, el que enseguida se puso en marcha, sin saber qué estaba sucediendo. En el camino Orula se encontró con una muchacha que estaba cortando leña y le preguntó cómo se llamaba, a lo que ella le contestó que Iború. La muchacha le dijo a Orula que lo importante era ver parir la cepa de plátano. Orula le regaló una adié y owó. Más adelante Orula dio con otra muchacha que estaba lavando en el río la que dijo llamarse Iboyá, y le contó que Olofin tenía presa a mucha gente. Orula la obsequió con los mismos regalos que a la anterior. Por último, Orula encontró en el camino hacia casa de Olofin, a muchacha llamada Ibochiché y ella le contó que Olofin quería casar a su hija. También le dio una adié y owo. Cuando llegó al palacio, Olofin le dijo que lo había llamado para que él le adivinara unas cosas. –¿Qué tengo en ese cuarto? –preguntó Olofin. –Tienes una mata de plátano que está pariendo –contestó –¿Y qué yo quiero que tú me adivines? –Que quieres casar a tu hija y por no adivinarte tienes prisioneros a mis hijos. Olofin sorprendido mandó a soltar a los babalawos presos y gratificó a Orula. Cuando el sabio se iba, Olofin le dijo: “mogdupué”. Y Orula repuso que desde aquel día él prefería que le dijera: “Iború, Iboyá, Ibochiché.” MALÉ, EL ARCOIRIS Orunla tenía una estancia y Malé, que bajaba todas las noches del cielo por una soga, se comía toda la cosecha. Enterado Orunla hizo ebó con una botella de otí, comida de todo tipo y un machete. La llevó a su finca, vino Malé, vio aquello, y comió y bebió hasta que se cansó; reposó un poquito con el propósito de irse enseguida, pero se quedó dormido. Orula aprovechó y cortó la soga con el machete. Cuando Malé despertó, ya era de día; entonces le dirigió súplicas al cielo pidiendo perdón pero ya era tarde. Desde entonces Malé, el arcoiris, está en la Tierra. OGBEROSO EL CAZADOR Ogberoso siempre andaba por el monte de cacería, en compañía de un amigo. Como su puntería era mejor cada día, aumentaba la cantidad y calidad de las piezas capturadas. Al amigo se le despertó la envidia. Un día, aprovechando su confianza, le echó unos polvos en la cara, lo dejó ciego y luego lo abandonó en la espesura del monte. Ogberoso anduvo vagando de un lado para otro, tropezando con las raíces de los árboles y los troncos caídos, rodando por la tierra y el fango, hasta que pudo irse acostumbrando a caminar en la maleza. Cansado, se sentó bajo un árbol. Como conocía el lenguaje de los pájaros, oyó dos aves que conversaban animadamente sobre las virtudes de ciertas plantas. Interesado el cazador, ahora ciego, en la charla de los animales escuchó cómo una de ellas hablaba sobre cierta hierba que era buena para la ceguera y otra que curaba las hemorroides. A tientas, entre los altos matorrales del monte, Ogberoso, que era muy conocedor de la naturaleza, pudo identificar la planta que, según los pájaros, era buena para su mal. Exprimió la planta sobre sus ojos y poco a poco fue recobrando la visión. Luego buscó la que era buena para curar las hemorroides, la puso en su cartera y partió de allí. Sin saberlo, se había alejado mucho del pueblo en que vivía, por lo que siguió caminando por el primer trillo que encontró. Al fin, llegó a un pueblo desconocido para él. Allí escuchó que el rey tenía un padecimiento que nadie le había podido curar. Cuando el cazador supo que el padecimiento del rey era de hemorroides, se presentó en palacio y le dijo que tenía la cura para su enfermedad. El rey quedó muy agradecido y de aquí le vino a Ogberoso su suerte. GALLO Gallo era muy presumido y alardeaba demasiado de su potencia sexual. Un día tuvo que salir de su pueblo en busca de trabajo porque todo le iba muy mal, ya que una gran sequía azotaba la zona. Se encontró con Shangó, su viejo amigo, que le preguntó: –¿Cómo van las cosas por tu pueblo? –Aquello es magnífico –contestó Gallo–, las mujeres paren hasta cuatro veces al año, los árboles dan unos frutos inmensos, los animales engordan cada día. Hasta corre un río de dinero por las calles. Shangó, que sabía perfectamente lo que sucedía en el pueblo y había querido poner a prueba la lealtad y sinceridad de su amigo, contestó: –Eres un gran mentiroso. Te condeno a que nunca más sientas placer con tus mujeres. Gallo continuó montando a las gallinas, pero como lo habían castigado, no experimentaba ninguna sensación agradable, aunque lo hacía una y otra vez, esperando quizás un perdón que nunca llegó. OGBESÁ Ogbesá era un hombre reputado por su rectitud, buen carácter y espíritu de solidaridad con los demás. El rey, que estaba envidioso de su reputación, ideó una manera de avergonzarlo. Fue así que se le ocurrió organizar un torneo en su palacio y conceder tres premios a los ganadores. Como sabía que Ogbesá no tenía caballo, pensó que no podría competir y la gente se olvidaría de sus virtudes con la noticia de los triunfadores. El día señalado para el torneo, Ogbesá, estaba muy triste, se fue a orillas del mar y allí se puso a comer un pedazo de pan. Como vio unos patos, se le ocurrió arrojarles unas migajas de su pan y entonces llegó Yemayá, quien al verlo tan triste y a la vez tan noble con sus animales preferidos le preguntó qué le pasaba. Ogbesá le contó y la dueña del mar le dio un caballito para que fuera al torneo. Por el camino el caballito fue creciendo. Ogbesá llegó a tiempo al torneo y de los tres premios obtuvo dos. El rey envidioso, tuvo que reconocer la superioridad de su súbdito y le hizo moforibale. APRONTAMIENTOS EN UMBANDA KIMBANDA Y NACION PAI CRISTIAN DE BARA MAE VIVIANA DE OIA CONSULTAS DE TAROT DESDE URUGUAY 0900.1074 CONSULTAS DE TAROT DESDE ESPAÑA 806.557.018 o al 806.557.019 AHORA A TU ALCANCE ANTICIPATE A TU FUTURO LLAMANOS LAS 24 HORAS EXPERTOS TAROTISTAS Y VIDENTES ESTAN DISPONIBLE PARA AYUDARTE A RESOLVER TUS PROBLEMAS A DESPEJAR TODAS TUS DUDAS SOBRE TRABAJO DINERO AMOR PROFESIONALES DEL ESOTERISMO 806477582 SALUDOS PAI CRISTIAN DE BARA MAE VIVIANA DE OYA

sábado, 10 de noviembre de 2012

Patakies SANTERIA CUBANA PARTE 1

LA LETRA DEL AÑO Olofin mandó a buscar a los Orishas para la ceremonia de apertura del año y todos asistieron elegantemente vestidos. Orula, que llegó último, fue en ropa de trabajo y con cuatro ñames en la mano, lo que ocasionó burlas y comentarios. La letra que salió decía que iba a faltar la comida, pero como estaban en holganza económica se olvidaron de la advertencia y comenzaron a gastar sin preocupación. Al final, tuvieron que pedirle comida a Orula, que fue el único previsor, ya que sembró los ñames y tuvo comida todo el año. ORULA LE HACE TRAMPA A OLOFIN Orula apostó con Olofin a que el maíz tostado paría. Olofin estaba seguro de que ello era imposible, por lo que aceptó la apuesta en el convencimiento de que la ganaría. Pero Orula llamó a Eleguá y a Shangó y se puso de acuerdo con ellos para ganarle la apuesta a Olofin. El día acordado, Orula acudió con un saco de maíz tostado y lo sembró en el terreno escogido por Olofin. Después, ambos se fueron para el palacio de Olofin a esperar el tiempo necesario. Esa noche Shangó hizo tronar en el cielo y ayudado por la luz de los relámpagos, Eleguá cambió todos los granos por otros en perfecto estado. Pasaron los días y una mañana Olofin le dijo a Orula que irían a ver si su dichoso maíz tostado había parido o no. Como ya los granos que Eleguá había puesto comenzaban a germinar, Olofin se quedó muy sorprendido y tuvo que pagarle lo apostado a Orula, el que luego, en secreto, lo compartió con Shangó y Eleguá. OSHÚN Y ORULA El rey mandó buscar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, pero el olúo se negó a ir. Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar al adivino. Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche. Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el ékuele y el iyefá en su pañuelo. Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado Oshún, ella le anunció que ya se tenía que marchar. Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata y consintió en acompañarla un trecho del camino. Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río. Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar con el ékuele para saber si debía hacerlo o no. Entonces Qshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar el río y llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente. El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le eran leales. El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé y oú. Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le eran fieles. De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte. ORULA SOMETE A IKÚ El pueblo hablaba mal de Orula y le deseaba la muerte, pero Orula, que es adivino, se había visto la suerte en el tablero con sus dieciséis nueces y había decidido que tenía que hacer una ceremonia de rogación con un ñame, y luego, con los pelos de la vianda, untarse la cara. Fue por eso que cuando Ikú vino por primera vez preguntando por Orula, él mismo le dijo que allí no vivía ningún Orula y la Muerte se fue. Ikú estuvo averiguando por los alrededores y se dio cuenta de que Orula lo había engañado, por lo que regresó con cualquier pretexto, para observarlo de cerca, hasta tener la certeza de que se trataba del sujeto que estaba buscando para llevarse. Orula, cuando la vio regresar, ni corto ni perezoso, la invitó a comer y le sirvió una gran cena con abundante bebida. Tanto comió y bebió Ikú, que cuando hubo concluido se quedó dormida. Fue la oportunidad que aprovechó Orula para robarle la mandarria con que Ikú mataba a la gente. Al despertar, Ikú notó que le faltaba la mandarria. Al pensar que sin este instrumento ella no era nadie, le imploró a Qrula que se la devolviera. Después de mucho llorar, Qrula le dijo que se la devolvería si prometía que no mataría a ninguno de sus hijos, a menos que él lo autorizara. Desde entonces la Muerte se cuida mucho de llevarse al que tiene puesto un idé de Orula. 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