viernes, 2 de julio de 2010

¿Una religión afro-uruguaya?

Por Juan Pedro Machado: director del Centro de Investigaciones de Organizaciones Mundo Afro
En nuestro país se están recreando elementos de la tradición espiritual que trajeron los negros esclavos. Este fenómeno tiene una especial trascendencia

¿Una religión afro-uruguaya?

Datos de la realidad abren un amplísimo espacio para importantes análisis

En las sociedades africanas las religiones son una forma de vida, una experiencia constante, de tal forma que es imposible pensar que el hombre africano puede desarrollarse personal y socialmente sin tener en cuenta este factor, sin que sienta su influencia en cada decisión, en cada acción, por cuanto la religión es parte integral de su ser.
El hombre africano fue arrancado violentamente de su entorno natural, de su modo de vida, de su libertad de expresión, y luego arrojado a ámbitos absolutamente diferentes al que la era común. Nuevos idiomas, nuevos terreiros, nuevos lenguajes de expresión social, nuevos códigos, dentro de los cuales el podía aparecer como un perfecto ignorante, a pesar de que su lugar de origen fuera considerado por sus iguales como un hombre sabio.
En la pretensión de desafricanizar al hombre negro, se lo trató como una simple pieza de valor comercial, se lo quitó su nombre, se le cristianizó de forma compulsiva y obligatoria, todo lo cual llevó a que el negro tuviera serios problemas con su propia identidad, fenómeno que aun en nuestros días se nota en los negros descendientes de africanos.
Frente a este desenfrenado despojo, que fue de lo material a lo profundamente espiritual, estos seres humanos buscaron mecanismo a través de los cuales resistir y preservar su valores más presenciados.
En el contexto de las organizaciones o tipos de sociedades en las que estaba dividido África, el único valor capaz de nuclear la mayor cantidad de elementos de una cultura, el único que cubre al ser de forma integral, sin dudas, es la religión. Nunca una verdad fue tan real como esta, donde el sistema de resistencia al régimen esclavista se hizo efectivo a través del cimarrón aje (se entiende por cimarrón al esclavo que no acepta su condición de tal y que la lucha contra ella de todas las formas posibles), una forma de resistencia que se hacía efectivo en los quilombos de Brasil, o en los palenques de Colombia, suelos libres con sistema de gobierno y modos de vida muy similares a la no olvidada África.
Dentro de este esquema de resistencia sin dudas el factor religioso cobró una valoración inexplicable e ineludible en el momento de rememorar esos gloriosos momentos.
AFRICA EN AMERICA
El negro ya no pudo ser un africano, era un africano en América, en un nuevo mundo al cual debería enfrentar o mejor dicho adaptar y adaptarse, transformar, recrear. En este punto es fácil suponer que uno de los elementos más activos en el sistema de adaptación sin dudas las religiosos.
No debemos separarnos de la idea de que las religiones para los africanos son mucho más que una expresión de relación con los espíritus. Es una forma de vida, es una experiencia continua, ineludible, capaz de influir en todas y cada una de las decisiones y actitudes de los hombre. Por lo tanto vamos a suponer con buenos fundamentos que uno de los primeros sistemas de adaptación a la nueva realidad lo realizó la religión y por lo tanto fue una referencia de la resistencia a los valores impuestos, resistencia a la pérdida de identidad, a los valores cultivados durante cientos de años.
Las religiones de origen africanos tienen una estrecha relación con la naturaleza al punto tal que cada orixa es el genuino dueño de los elementos de la naturaleza.
Debemos insistir en el factor de adaptación y recreación, porque es la fórmula que tenemos para medir la influencia de la cultura africana en determinados lugares geográficos y eso se hace especialmente midiendo la adaptación religiosa. Por lo tanto en cada lugar al que fue, el negro debió adaptarse y adaptar.
De ahí que encontramos religiones de origen africano, manteniendo la misma base, pero con sus propios características locales, ya sea una santería cubana, un vudú en Haití, las santerías venezolanas, el Candombe, la Umbanda, el Batuque en Brasil. Por que cada lugar ofreció determinadas posibilidades para su desarrollo.
Otro de los factores es que el africano fue haciendo lo posible para mantenerse en grupos y en estos grupos se fomentaron indudablemente, las religiones.
El problema se replantea cuando observamos situaciones como la uruguaya, donde la mayoría de los negros que vinieron eran de orígenes diferentes, con idiomas diferentes, con modalidades de vidas diferentes y por lo tanto era muy difícil conservar esos valores colectivos, a pesar de los intentos de los primeros esclavos, los que vinieron de África y cuyas enseñanzas se conservan como una práctica constante hasta que fallecieran los impulsores de los elementos de origen africano.
A esta situación de desesperación lenta, debemos sumarle la fuerte influencia de los elementos de origen cristiano, que actuaron de tal forma que primaron sobre las antiguas maneras de expresar la religión.
Frente a esto deberíamos concluir que en Uruguay no se ha conservado ninguna de las religiones de origen africano, lo cual sería compartible si miráramos solo las formalidades o las institucionalización de los rituales, pero deberíamos decir lo contrario si tomamos en cuenta que dentro de la recreación de las religiones se mantiene como elemento fundamental la relación del individuo con las entidades a las que adora y eso es un factor que no podemos saber hasta dónde puede llegar en el desarrollo de la espiritualidad individual y cuanto se puede trasmitir de ello.
Como presenciamos una serie de elementos de juicio, en especial en el interior del país, ello nos lleva a pensar que hay elementos de las religiones africanas que se están recreando dentro de nuestro país y que muchas veces nosotros no lo tomamos en cuenta como dato para el análisis.
Creo que la existencia de las curanderas es uno de esos datos a tener en cuanta. Es notable reconocer en sus acciones cosas que recuerdan perfectamente las prácticas religiosas dentro de los templos, donde se usan lo “yuyos” como elementos inseparables de determinados compromisos religiosos, o cuando se pretende complementar un trabajo que procura la sanidad de una persona.
Llama la atención como estas personas curanderas, usan palabras cuyo significado muchas veces no entienden aunque si saben que combinada con algunas de las rezas pueden ayudar a obtener los resultados deseados.
Como estos, hay muchos elementos en la práctica diaria, como por ejemplo el tirar un poco de la bebida a la tierra “para que no falte”, elementos todos que se podría pensar pertenecen a un desarrollo religioso no sistematizado ni institucionalizado, pero que existe y que en cierto sentido está requiriendo de nosotros una mayor atención.


CARACTERISTICAS URUGUAYAS
En Uruguay las religiones institucionalizadas o formales fueron recibidas desde Brasil, donde ya se han desarrollado con sus propias características, partiendo de la impronta que le ha dado el pueblo donde se asentaron los diferentes grupos que rendían cultos a las divinidades africanas. Aun en nuestro país estas características brasileñas se conservan muy fuertemente en prácticamente todo el aspecto ritualístico, pero hay algunos indicios que nos hacen pensar que estas religiones están sufriendo una segunda recreación o una adaptación, como sucedió en todos los otros países, adaptación que destaca las características del pueblo uruguayo.
Creo que la manifestación de la fiesta de Iemanja es una de ellas. Iemanja es uno de los orixas que ha tomado en Uruguay una característica, respecto a los adeptos que tiene, que no es similar a ningún otro lugar, incluso en Brasil, o sea que su culto está tomando una características uruguaya.
Frente a estos fenómenos nos preguntamos si no es hora de que consideremos seriamente el desarrollo de una religiosidad afro uruguaya que vaya tomando todas nuestras características como pueblo. En este contexto no parece descabellado imaginar a los puntos cantados en español o la presencia de los tambores afro uruguayos teniendo un papel activo y permanente en todos los rituales religiosos.
Nuestra naturaleza es generosa, nuestro ríos y arroyo son abundantes, nuestra aguas saladas están al alcance de nuestras manos, y todos ellos tienen ese sabor, uruguayo de una religión cuya relación con la naturaleza es intransferible. Es posible que de esta relación salgan adaptaciones y recreación que nos permite decir que si.
Desde las organizaciones Mundo Afro, bregamos para que nuestra religiones de origen africano cada día se aproximen más a la realidad y características de nuestro pueblo y de nuestras cosas, como forma también de rescatar aquellas cosas de las cuales la colectividad negra ha sido despojada a través del tiempo. Pensamos que es tiempo de abrir un espacio para el análisis de estas realidades, porque sin duda alguna redundará en beneficio de la colectividad religiosa, de la colectividad negra, pero muy particularmente beneficiará a la sociedad uruguaya en su conjunto.

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