martes, 16 de abril de 2019

Los tipos de médiums



Entre las diferentes categorías de médiums, se distinguen principalmente: los médiums de efectos físicos, los médiums sensibles o impresionables, los médiums auditivos, parlantes, videntes, inspirados, sonámbulos, curativos, escribientes o psicógrafos, etc., solo describimos aquí los más esenciales.
Médiums de efectos físicos. – Estos son más especialmente aptos para la producción de fenómenos materiales, tales como los movimientos de cuerpos inertes, los ruidos, para mover, levantar y trasladar los objetos, etc. Estos fenómenos pueden ser espontáneos o provocados; en ambos casos, requieren el concurso voluntario o involuntario de los médiums dotados de facultades especiales, cuyos fenómenos son generalmente la producción de Espíritus de un orden inferior. Los Espíritus elevados no se ocupan más que de comunicaciones inteligentes e instructivas.
Médiums sensibles o impresionables.- Se designa así a las personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus, por una vaga impresión, por una especie de roce en todos sus miembros, sin que puedan explicárselo. Esta facultad puede adquirir una sutileza tal, que el que de ella está dotado, reconoce por la impresión que experimenta, no solamente la naturaleza buena o mala del Espíritu, sino también su individualidad, como el ciego reconoce, instintivamente, la aproximación de tal o cual persona. Un buen Espíritu produce siempre una impresión dulce y agradable; la de uno malo siempre es penosa y desagradable: parece como si se sintiera un ambiente impuro.
Médiums auditivos. Estos oyen la voz de los Espíritus; algunas veces es una voz íntima que se siente interiormente; otras veces es una voz exterior, clara y distinta como la de una persona viva. Les médiums auditivos pueden de este modo entrar en conversación con los Espíritus. Cuando tienen la costumbre de comunicarse con ciertos Espíritus, los reconocen de inmediato por el sonido de la voz. Los que no sean médiums auditivos pueden comunicarse con un espíritu sirviendo de intermedio un médium auditivo que le transmita sus palabras.
Médiums parlantes. Los médiums auditivos que no hacen sino transmitir lo que oyen, no son propiamente hablando médiums parlantes; estos últimos no oyen con frecuencia nada; en ellos el Espíritu obra sobre los órganos de la palabra, como obra sobre la mano del médium escribiente. Cuando el Espíritu quiere comunicarse, se sirve del órgano que encuentra más flexible; al uno le toma prestada la mano, a otro la palabra, y el oído a un tercero. El médium parlante se expresa generalmente sin tener conciencia de lo que dice, y a menudo dice cosas completamente fuera de sus ideas habituales, de sus conocimientos, y aún fuera del alcance de su inteligencia. Se ve, algunas veces, a personas poco ilustradas y de una inteligencia vulgar, expresarse, en tales momentos, con verdadera elocuencia, y tratar con incontestable superioridad cuestiones sobre las cuales serian incapaces de emitir su opinión en estado ordinario. Aunque el médium parlante está completamente despierto, conserva raramente el recuerdo de lo que ha dicho. El estado pasivo, sin embargo, no siempre es completo; pues los hay que reciben la intuición de lo que dicen en el momento en que pronuncian las palabras. La palabra en el médium parlante, es el instrumente de que se vale el Espíritu, por medio del cual cualquiera persona extraña puede ponerse en comunicación, como puede hacerlo por medio de un médium auditivo; existe la diferencia de que el primero habla involuntariamente, al paso que el segundo habla voluntariamente para repetir lo que oye.
Médiums videntes. Se da este nombre a las personas que en estado normal y perfectamente despiertas, gozan de la facultad de ver a los Espíritus. La posibilidad de verlos en sueño, resulta, sin duda alguna, de una clase de mediumnidad; pero no constituye, propiamente hablando, la de médium vidente. Hemos explicado la teoría de este fenómeno en el capítulo de las Visiones y apariciones en El Libro de los Médiums. Las apariciones accidentales de personas que se han amado, o conocido, son muy frecuentes; y aunque los que las han tenido pueden ser considerados como médiums videntes, generalmente se aplica este nombre a los que gozan, hasta cierto punto de la permanencia de la facultad de ver a casi todos los Espíritus. En este número los hay que solo ven a los Espíritus que se evocan, de los cuales pueden hacer la descripción con minuciosa exactitud, describiendo con los menores detalles sus gestos, la expresión de su fisonomía, los rasgos de su rostro, su traje y hasta los sentimientos de que parecen hallarse poseídos. Hay otros que poseen esta facultad más generalizada; ven toda la población espiritista aérea; los ven ir, venir y ocuparse, por decirlo así, de sus negocios. Estos médiums no están nunca solos; tienen a su alrededor una sociedad de la cual pueden escoger a su antojo, pues pueden, por su voluntad, separar a los Espíritus que no les convengan o atraer a aquellos que les son simpáticos.
Médiums sonámbulos. El sonambulismo puede ser considerado como una variedad de la facultad mediúmnica, o por mejor decir, son dos clases de fenómenos que se encuentran muy a menudo reunidos. El sonámbulo obra bajo la influencia de su propio Espíritu, es su alma quien en los momentos de emancipación, ve, oye, percibe fuera del limite de los sentidos; lo que él expresa lo saca de si mismo; sus ideas son generalmente mas exactas que en estado normal, sus conocimientos más extensos, porque su alma esta libre; en una palabra, vive anticipadamente de la vida de los Espíritus. El médium, al contrario, es instrumento de una inteligencia extraña, es pasivo, y lo que dice no viene de él. En resumen, el sonámbulo expresa su propio pensamiento y el médium expresa el de otro. Pero el Espíritu que se comunica a un médium común, puede también hacerlo con un sonámbulo; con mucha frecuencia el estado de emancipación del alma, durante el sonambulismo, facilita la comunicación. Muchos sonámbulos ven perfectamente a los Espíritus y los describen con tanta precisión como los médiums videntes; pueden hablar con ellos y transmitirnos su pensamiento; lo que dicen fuera del círculo de sus conocimientos personales, les es a menudo inspirado por otros Espíritus.
Médiums inspirados. Estos médiums, son aquellos en que los signos de la mediumnidad son los menos aparentes; en ellos, la acción de los Espíritus es toda intelectual, toda moral, y se revela en las pequeñas circunstancias de la vida, como en las grandes concepciones: y bajo este concepto podemos decir que todo el mundo es médium, pues no hay persona que no tenga sus Espíritus protectores y familiares, que hacen los mayores esfuerzos por sugerirle pensamientos saludables. En el inspirado, es difícil a menudo el distinguir la idea propia de la inspirada; lo que caracteriza esta última, es, sobre todo, la espontaneidad. La inspiración es más vidente en los grandes trabajos de la inteligencia. Los hombres de genio de todas clases, artistas, sabios, literatos, oradores, son sin duda Espíritus adelantados, capaces por si mismos de comprender y de concebir grandes cosas; pues precisamente porque son juzgados capaces, los Espíritus que quieren la realización de ciertos trabajos les sugieren las ideas necesarias, y por esto son, con frecuencia, médiums sin saberlo. Sin embargo, tienen una vaga intuición de una asistencia extraña, pues el que pide inspiración no hace sino evocar; si no esperase ser oído, porque exclama a menudo: ¡Ven en mi ayuda, buen genio mío!
Médiums de presentimientos. Son las personas que, en ciertas circunstancias, tienen una vaga intuición de las cosas futuras vulgares. Esta intuición puede provenir de una especie de doble vista, que permite entrever las consecuencias de cosas presentes, y la filiación de los acontecimientos; pero a menudo es fruto de comunicaciones ocultas, las cuales forman una variedad de médiums inspirados.
Médiums proféticos. Son igualmente una variedad de los médiums inspirados, los cuales reciben, con el permiso de Dios, y con más precisión que los médiums de presentimientos, la revelación de las cosas futuras de un interés general, que están encargados de hacer conocer a los hombres para su instrucción. El presentimiento es dado a la mayor parte de los hombres, en cierta medida, para su uso personal; el don de profecía, al contrario, es excepcional, e implica la idea de una misión en la tierra.
Médiums escribientes o psicógrafos. Se designa con este nombre a las personas que escriben bajo la influencia de los Espíritus. Del mismo modo que un Espíritu puede obrar sobre los órganos de la palabra de un médium parlante para hacerle pronunciar palabras, puede servirse de su mano para hacerle escribir. La mediumnidad psicógrafa presenta tres variedades muy distintas: los médiums mecánicos, intuitivos y semi mecánicos.
No siendo el médium sino un instrumento que recibe y transmite el pensamiento de un Espíritu extraño, el cual sigue el impulso mecánico que les es dado, no hay nada que no pueda hacer fuera de sus conocimientos si está dotado de la flexibilidad mediumnímica necesaria. De aquí que existan médiums dibujantes, pintores, músicos, versificadores, aunque extraños al arte del dibujo, de la pintura, de la música y de la poesía: médiums iletrados que escriben sin saber leer ni escribir: médiums polígrafos que reproducen diferentes géneros de escritura y algunas veces con perfecta exactitud la que el Espíritu tenía cuando vivía; médiums poliglotas que hablan o escriben idiomas que les son desconocidos.
Médiums curativos. Este género de mediumnidad consiste en la facultad que ciertas personas poseen de curar por el simple contacto, por la imposición de manos, con la mirada, con sólo un gesto, sin el concurso de ningún medicamento. Esta facultad tiene, sin duda alguna, su principio en la potencia magnética; sin embargo, difiere de ella por la energía y la instantaneidad de la acción, al paso que las curas magnéticas exigen un tratamiento metódico más o menos largo. Casi todos los magnetizadores son aptos para curar, si saben aprovechar convenientemente de su aptitud; poseen la ciencia adquirida; en los médiums curadores la facultad es espontánea, y algunos la poseen sin haber jamás oído hablar de magnetismo.
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